Estefanía Camacho
En algún momento Louisa May Alcott pensó que escribir una historia que sólo tratara de mujeres era una idea tonta. Sin embargo, desde que se publicó esta novela, no ha dejado de imprimirse.
En algún momento Louisa May Alcott pensó que escribir una historia que solo tratara de mujeres era una idea tonta. “Nunca me agradaron las niñas ni conocí a muchas, excepto a mis hermanas”, escribió en su diario, por petición de un editor en 1867. Es probable que esta historia haya arrancado más por encargo que por voluntad y en un principio la tituló La Familia Patética, un adjetivo con el que constantemente se refería a su familia. Así lo confirma Meg, Jo, Beth, Amy: The Story of Little Women and Why It Still Matters, de Anne Boyd Rioux.
Louisa perfeccionó la escritura con ambas manos para no tener que detenerse y ser más productiva. Tras diez semanas de escribir sin parar completó 402 páginas de la primera parte de la historia que se convertiría en Mujercitas.
Al probar el éxito de la primera parte, su editor le dio un contrato para continuar escribiendo rumbo al desenlace de la historia. Tras su publicación en 1868, las primeras dos mil copias se vendieron rápidamente y desde entonces, Mujercitas no para de imprimirse.
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Louisa May Alcott nació el 29 de noviembre de 1832 en Pensilvania, Estados Unidos. Ella, junto a su madre y tres hermanas se mudaron por lo menos 30 veces antes de establecerse en Massachusetts. Los constantes cambios se debían al estilo de vida de su padre, Bronson Alcott, un hombre intelectual que creía en la “educación progresiva”, pero que no tenía un empleo fijo, pues eso traicionaba sus ideales.
Los proyectos de Bronson provocaron en más de una ocasión que su familia padeciera de frío y hambre. En 1849 quiso crear una comunidad utópica en en la que sobrevivirían del campo sin explotar ni comer ningún animal y sólo recolectarían vegetales que crecieran hacia afuera y no hacia adentro de la tierra. El proyecto fracasó a los pocos meses y las Alcott tuvieron encontrar nuevos medios para subsistir, muchas veces aceptando caridades. En ese contexto Louisa acertó al proponer la publicación de varias de sus historias de suspenso en la prensa.
Las amistades intelectuales de su padre habían influido en ella dedicarse a escribir. De él venía su idea de “hacerse de un lugar en el mundo”, pese a que una mujer escritora no era del todo bien vista en una sociedad conservadora o en su propia familia.
En 1860 Louisa May Alcott logró publicar una de sus historias bajo pseudónimo en The Atlantic salió una de sus historias, titulada A modern Cinderella, que era una especie de novela corta que antecedió a Mujercitas.
En 1862, después de interrumpir su escritura por el inicio de la Guerra Civil, intentó retomar la publicación de sus historias, pero el nuevo editor del número mensual del Atlantic, James T. Fields, le dijo que no estaba interesado y le envió 40 dólares en una carta aconsejándole que mejor empezara una escuela.
Aunque aceptó sin muchos ánimos, Alcott estaba decidida. La escritura era su vocación y una forma de ganarse la vida. Además Fields, terminó por arrepentirse de su gesto y le pidió más historias para The Atlantic.
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Mujercitas cuenta la historia de los March, una familia de clase baja que vive en un pueblo de Massachusetts durante la última etapa de la Guerra Civil. Las hermanas Jo, Meg, Beth y Amy esperan el regreso de su padre de la batalla mientras enfrentan el invierno sin sustento monetario. Aún así, las cuatro hermanas encuentran tiempo para distraerse y montar obras de teatro escritas por Jo, quien aspira a vivir de ello algún día.
En la difícil transición a ser mujeres, las protagonistas luchan por sus objetivos para alcanzar la felicidad. Jo, para escribir, Amy para pintar, Beth para ser una buena hermana y Meg para encontrar un esposo con quien pueda tener una familia.
Louisa May Alcott pensaba dejar a Joe, el personaje inspirado en ella, soltera, pero los lectores deseaban un final de matrimonio. Ella dejó registro en su diario de las cartas que le enviaban los lectores pidiendo que Jo se casara con Laurie, su mejor amigo de la infancia, con quien compartió aventuras que la alejaban de sus “deberes” como una mujer de entones. Alcott cedió parcialmente a las peticiones de los lectores y emparejó a Jo con un hombre mayor que la retaba intelectualmente, aunque eso significara que la protagonista dejara de escribir.
La historia de sororidad atrapó a los lectores, abrió el debate sobre el papel de las mujeres y sus aspiraciones, sobre la feminidad y sobre la posibilidad de tomar el rol del “hombre de la familia”,Hast aún como mujer.
Hasta el día de hoy Jo March es uno de los personajes más queridos y admirados en la literatura estadounidense, al ser una joven que no encaja en los estereotipos de feminidad ni en las aspiraciones personales de su época. Su personalidad se contrapone con la de su hermana más pequeña, Amy, quien es muy femenina y enamoradiza, pero también desea perseguir su amor por el arte.
Greta Gerwig, directora de la cinta Mujercitas, que estrenó recientemente, apostó por repartir el protagonismo de forma equitativa entre Amy y Jo.
“Amy siempre ha sido vista como una malcriada, sin profundidad ni carácter, y cuando releí el libro encontré que era increíblemente perspicaz y determinada. Yo quería que le enseñara algo a Jo”, dijo Gerwig en entrevista con Vanity Fair.
Greta percibió el menosprecio de Louisa May Alcott a su propia obra, y en la película ahonda en la importancia de escribir sobre los temas domésticos. “Todavía existe una jerarquía en cuanto a historias y en la cima está el tema de la violencia masculina, ya sea de hombre a hombre o de hombre a mujer. Pienso que Louisa, consciente o no, volvió extraordinaria las vidas ordinarias de niñas y mujeres solo con escribir sobre ellas”, comentó Gerwig.
Cien años después de su publicación, el libro de Alcott se tradujo a más de 50 idiomas y a inicios del siglo XXI fue elegido como uno de los 100 libros favoritos de los lectores en Estados Unidos.
Louisa May Alcott vivió de su escritura gracias al éxito de Mujercitas y su legado influyó a otras mujeres para dedicarse a lo mismo, entre ellas está Nora Ephron, Doris Lessing, Margaret Atwood, Susan Sontag, Simone de Beauvoir, Elena Ferrante, entre otras creadoras que se identificaban con Jo March y Louisa May.
Fuente: https://gatopardo.com/arte-y-cultura/mujercitas-mas-de-cien-anos-despues-louisa-may-alcott/?fbclid=IwAR0uy-WTx39qHbcs9G1tb0e736kb_aIkFkQfsg2SOupt4MoQVPCHWg4mkS4