CACHI
Arqueologías de la Memoria, el proyecto ganador del Premio Iberoamericano de Educación y Museos, que busca estimular diálogos entre colectivos locales de los Valles Calchaquíes.
El Museo Arqueológico Pío Pablo Díaz se ha tornado un puente entre los diversos actores de la sociedad civil de Cachi a través de su proyecto «Arqueologías de la Memoria», uno de los cinco premiados en la Categoría II de la última edición del Premio Iberoamericano de Educación y Museos.
Con esta idea, la institución busca acercarse a otros colectivos para que se apropien crítica y creativamente de la historia narrada en sus salas.
El proyecto premiado por Ibermuseos se llama «Arqueologías de la Memoria», en el cual la voz académica del arqueólogo entrará en diálogo con otras voces locales que tienen otros relatos e historias para contar. Estos diálogos, a través de procesos creativos, tomarán cuerpo en textos, pinturas, esculturas, etc., que serán exhibidas al igual que los objetos arqueológicos que muestra el museo. De esta manera los visitantes podrán acceder a las distintas interpretaciones de la historia local.
Se trata de encuentros con modalidad de taller, dirigidos al colectivo de la escuela rural Ejército Libertador de Cachi Adentro. Se desarrollarán en cuatro encuentros mensuales durante los meses de abril, junio, agosto y octubre de 2018. Cada encuentro consta de 1.30 horas de laboratorio con el docente y los alumnos, y 1 hora de taller con el docente.
Durante los talleres se abordarán distintas miradas y lenguajes para la construcción de relatos históricos.
«Hemos comenzado a trabajar formalizando un Departamento de Educación en el museo desde hace 10 años», recuerda Silvina Martínez, responsable del Área Educación del Museo. «Primero los docentes y estudiantes se acercaban al museo solo para visitas a las salas, visitas tradicionales. Después, pasamos a hacer actividades más lúdicas. Cada vez las instituciones educativas pedían más al museo», explica.
Crear la historia colectiva
«En los últimos años hubo una demanda por actividades, además de educativas y formativas, creativas; espacios en donde se pueda escuchar otras voces y en donde se pueda crear. Apropiarse desde la identidad y de la creatividad. Y ver que la identidad no es una identidad. Son identidades formadas por historias individuales que hacen una historia colectiva», continúa Silvina.
El museo pasó a ir a los colegios para hacer, por ejemplo, talleres de artes plásticas. «Ahí empezó a abrirse el puente. Una vez que este puente se abrió, el museo pasó a ser un lugar donde se fue tejiendo una red», explica.
Con el tiempo, se creó un espacio donde había una reflexión local sobre la propia historia de la región. El proyecto «Arqueologías de la Memoria» buscará aportar nuevas maneras de leer, interpretar, sentir y narrar esa historia, generando proyectos conjuntos de democratización y diálogo entre el saber arqueológico y otros saberes. «Lo que vamos a hacer es plantar la semilla. El proyecto está pensado como una primera etapa, la idea es que se abra a otras escuelas. ¿Por qué no docentes inspirados que quieran hacer lo mismo para generar proyectos parecidos?», provoca Silvina.
El premio
El Premio Iberoamericano de Educación y Museos, realizado anualmente por Ibermuseos desde 2010, busca reafirmar y ampliar la capacidad educativa de los museos y del patrimonio cultural como estrategias de transformación de la realidad social. Sus bases se asientan en documentos de referencia como la Declaración de Santiago de Chile, de 1972, que considera el museo como «una institución al servicio de la sociedad, que adquiere, comunica y expone, con la finalidad de estudio, conservación, educación y cultura, los testimonios representativos de la evolución de la naturaleza y del hombre», y la Declaración de la Ciudad de Salvador, de 2007, que entiende los museos como agentes sociales comprometidos con la diversidad, con la promoción del encuentro intercultural y con el desarrollo sostenible.