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Carlos Gardel: la voz que le dio identidad a Buenos Aires vuelve al Abasto


Restauraron la casona en la que vivió y se podrán escuchar más de 800 de sus grabaciones

Adentro, cerca del ventanal que da a la calle Jean Jaurés 735, Carlos Gardel ensayaba y la gente del barrio se acercaba a escucharlo. Eran los últimos años de la década del veinte, y en esa sala de la casa que le había regalado a su madre, Berta Gardes, el cantante recibía visitas del mundo artístico que venían a verlo a él, a esa estrella de resplandor internacional que encantaba a multitudes. El Museo Casa Carlos Gardel reabre sus puertas hoy y el recorrido que propone es claro y contundente: a través de él se puede tener noción de la magnitud su figura: ¿Qué Gardel se mostrará en este recorrido? Guillermo Alonso, director de Museos de la Ciudad, dice: “El de los años que coinciden con su paso por esta casa. El que había llegado al punto más alto de su carrera y era una estrella internacional”.

Son cuatro salas permanentes y una dedicada a exposiciones temporarias. El año pasado, la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico porteña inició el proyecto de recuperación edilicia, con rediseño a cargo de Valeria Keller y Juan Valle, y armó una nueva propuesta curatorial basada en la investigación del equipo de Carlos Koffman.

Natalia Scuzarello, una de las integrantes, explica: “Gardel era un esteta pero no por una posición banal. Él se construyó a sí mismo por completo y lo más admirable es que la formación que tuvo fue informal, entonces fue un doble logro. Eso es lo que queremos destacar”.

Impacta escuchar las nanas que su madre le cantaba, interpretadas por una soprano elegida para acercarse a su tono de voz. Todo el recorrido está planteado con imágenes potentes, sonidos y videos. El objetivo es detenerse, escuchar, mirar, leer. A la primera sala, esa en la que ensayaba, en la que hay además pinceladas de su historia familiar, le sigue otra en la que se ofrece la posibilidad de escucharlo por completo: se digitalizaron las 893 grabaciones que hizo, ordenadas de manera cronológica. Una especie de Spotify dedicado al artista. Uno puede entonces ponerse los auriculares y escuchar desde su primera canción grabada hasta la última, y apreciar la evolución de su voz, los modos en los que maduró.

¿Cuál escuchar entre tantas que atraviesan tantos años? Scuzarello dice: “En términos conceptuales, Mi noche triste, que es una grabación de 1917. Es el primer tango canción. Antes el tango tenía que ver con la modalidad de baile y él lo que hace a partir de sus ensayos vocales permanentes es lograr un tipo de ritmo que se pueda cantar y a la vez bailar. Es un tema bisagra”.

Carlos Gardel: la voz que le dio identidad a Buenos Aires vuelve al Abasto

Fotografías, videos documentales y su música, entre las propuestas del renovado museo. EFE/David Fernandez

La sala de funerales impacta, es la de la última gira. Ahí está el poncho que hizo el Círculo Leales y Pampeanos en su honor. Una tela marrón, bordada, a la que le faltan varios flecos. “Cuando él murió, el Círculo contrató a una aviadora, Carola Lorenzini, para que sobrevolara la procesión, y tirara el poncho que luego fue acomodado sobre el féretro de Gardel”, cuenta Scuzarello. La prenda acompañó sus restos hasta el 2003, luego fue traída al Museo. Los flecos que faltan fueron arrancados por las manos de los admiradores que nutrieron aquella despedida, que algunos comparan con las multitudes de los funerales de figuras políticas como Hipólito Yrigoyen o Evita.

El accidente fatal fue en Medellín en 1935. Venía de una gira por varios países. Acá pueden verse imágenes inéditas: las de su última parada en Colombia. El video que se proyecta deja ver el fervor de quienes lo recibían, una pasión similar a la que generarían los Beatles décadas más tarde: la gente corría cerca del avión mientras aterrizaba.

También hay imágenes del avión destruido días después y de la llegada de los restos del artista en buque al puerto en Argentina. Pero no queda en esta sala el sabor amargo de la muerte. Queda, más bien, la idea bien clara del amor que generaba, que se palpa en los flecos que le faltan al poncho, en las imágenes de miles de personas en Colombia y aquí, en Buenos Aires, por la calle Corrientes y en el Luna Park (donde fue velado), reunidas todas por amor a un ídolo. Un amor desbordante, que pocos artistas pueden generar. Un cariño que hoy todavía tiene sus ecos y se ve en su mausoleo, en Chacarita, donde hay siempre pequeñas batallas por las placas que aparecen o desaparecen. En diálogo con esa realidad, en esta sala se ven unas placas digitales que permiten escribir alguna dedicatoria para el cantante. Una forma de canalizar esos fervores, inextinguibles, y de exponer el tema. “Este mausoleo virtual es para generar conciencia de la importancia de la preservación”, explica Alonso.

Luego resta la sala que pasea por su producción cinematográfica. Interesado en las innovaciones, Gardel participó en los inicios del cine sonoro en el país. Aquí se puede apreciar su pasado en la Paramount y repasar su historia vinculada al séptimo arte. Y queda el patio interno, donde se ve el contexto, su querido Abasto de aquellos años. Gigantografías que muestran ese rincón de Buenos Aires donde eligió vivir, lejos de las calles fastuosas, cerca de la gente que hombreaba bolsas y vendía comida en el mercado. Ese barrio suyo que quería porque, decía, era “reo como el mismo tango”

FICHA

Museo Casa Carlos Gardel.

En Jean Jaurés 735.

Horarios. De lunes a viernes, de 11 a 18. Fines de semana, , de 10 a 19. Entrada: $ 10 .

 

Por Natalia Gelos.

Fuente: https://www.clarin.com/cultura/voz-dio-identidad-buenos-aires-vuelve-abasto_0_S1HjiLk7W.html