«Secretos en la Recova», la última historia de la escritora Liliana Cinetto, sitúa a una niña en la época de la Revolución de Mayo de 1810 que se verá envuelta en varios enredos mientras comienza a familiarizarse con las palabras «patria», «libertad», Igualdad» e «independencia».
Cinetto nació en Buenos Aires, es Profesora de Enseñanza Primaria, Profesora de Letras, escritora y narradora de historias, y sus textos han sido traducidos al francés, inglés, portugués, catalán e italiano.
En su autobiografía confiesa: «Recuerdo que mi casa estaba llena de escondites y lugares secretos que solo yo conocía. Tenía escaleras caprichosas, ventanas misteriosas y un pasillo largo con una enredadera que en otoño se llenaba de flores amarillas y parecía una lluvia dorada. Era una casa mágica».
Quizás en esa misma casa mágica donde creció nacieron muchas de sus historias: «Cuidado con el perro», «La bruja Hermenegilda», «Yo quiero a mi hermanito», «Coco», «Hay un monstruo debajo de mi cama» y «Cuento locos para leer de a poco», entre otros.
En este último trabajo Cinetto construye la historia de una nena que ayudaba a su papá a atender las mesas en la fonda de los Tres Reyes, el mejor lugar para comer en la Recova allá en 1810 y conocer la vida política que imperaba por esos tiempos.
– Télam: ¿Cómo nació la idea de armar esta serie de libros históricos?
– Liliana Cinetto: La idea de escribir estas novelas históricas nació en 2016 cuando desde la editorial me encargaron un libro para niños con motivo del bicentenario de la Declaración de la Independencia. Así nació «Un misterio en Tucumán», que se convirtió en un éxito de ventas y de aceptación por parte de los lectores. Me propusieron escribir una segunda novela, esta vez para conmemorar los 200 años del cruce de Los Andes. Y publiqué entonces «El sueño de Doroteo». La experiencia de escribir ambas novelas fue tan enriquecedora para mí que entonces fui yo la que propuse hacer este libro con la temática del 25 de Mayo.
– T: ¿Contás con la ayuda de un grupo de historiadores?
– L.C.: Para escribirlas tuve que hacer en los tres casos un trabajo de investigación previa muy intenso. Leí libros, cronologías, biografías, cartas, relatos de viajeros, documentos… Necesitaba sumergirme en ese universo histórico que esta vez no podía inventar como uno hace en otros textos, que son pura ficción. En estos tres casos los hechos sucedieron, algunos de los personajes existieron, los lugares son reales aunque hayan cambiado con el tiempo como la Recova que dividía a la actual Plaza de Mayo en dos… en fin, como en toda novela histórica tuve que armar un marco que se convirtió en mi límite, en mi frontera: no podía traspasarla, pero dentro de ese encuadre podía crear una trama, insertar diálogos y acciones, darle vida a personajes que bien pudieron haber vivido en aquellos tiempos. Yo elegí qué contar siempre y privilegié la ficción. No son libros que enseñan los sucesos históricos, sino que la historia real es el escenario donde transcurre mi historia ficticia.
– T: ¿Son historias consecutivas?
– L.C.: Las tres novelas no son consecutivas, sino completamente independientes. Lo que tienen en común es que los protagonistas son niños. Niños traviesos, curiosos o inquietos como los actuales, solo que vivieron en otra época. En este último trabajo la protagonista es una niña a diferencia de las otras dos en que los personajes principales eran varones. Aquí Antonia lleva las riendas del relato.
– T: ¿Qué quisiste destacar en esta última historia?
– L.C.: Quise destacar el papel de la mujer en todo este proceso de emancipación. Porque hubo muchas mujeres que desde distintos lugares lucharon por la libertad. Así como en «El sueño…» quise rescatar el papel de los esclavos en el Ejército de Los Andes. De algún modo con Antonia y su amigo Miguel está también representada una clase que no era rica, sino trabajadora.
– T: ¿Cómo conjugás el hecho de contar una historia con el entretenimiento?
– L.C.: Creo que el secreto del éxito de estas historias es mi estilo, que se conjuga con el humor y juega con la intriga. Además los personajes son chicos que se parecen a los chicos de hoy, se meten en líos, hacen divertir al lector.
– T: Te asombraste con algún dato escrito en este libro o recordaste alguno que por años se te había escapado?
– L.C.: Al escribir esta historia reviví mi infancia. Muchos de los datos que incluí los había leído cuando era pequeña. Y habían quedado en algún remoto rincón en mi memoria. Me divirtió recuperarlos y compartirlos con mis lectores.
– T: ¿Guardás algún secreto en esta historia?
– L.C.: Armé una estructura de la novela sobre la base del cargamento que va a llegar al puerto. Antonia se entera gracias a su trabajo en la fonda de los Tres Reyes. El desafío fue no decir hasta el final qué había en ese cargamento. Pero serán los lectores los que deberán decir si lo logré. Porque ese es uno de los muchos secretos en la Recova…
Fuente: Télam