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¿Por qué Pugliese da suerte? Un festival «antimufa» confirma su buena racha


Pocos años antes de su muerte, que tuvo lugar en Buenos Aires en 1995, comenzó a crecer la leyenda de que la sola mención del nombre de Osvaldo Pugliese atrae la buena fortuna. Por eso en su territorio natal, Villa Crespo, que él consideraba «el mejor barrio del mundo», hoy y mañana habrá celebraciones. El festival «¡Pugliese, Pugliese, Pugliese!» cierra la programación anual del Circuito Local de Intervenciones Culturales (CLIC), el proyecto del barrio que fue elegido en 2018 como el más creativo de la ciudad de Buenos Aires. Barrios Creativos, programa de promoción cultural del Ministerio de Cultura de la ciudad, tiene un formato bianual. Un año se concursa y al otro se desarrollan las actividades del barrio ganador y también de los demás concursantes, como pasó este año con la «ruta del libro» de San Telmo. Villa Crespo no podrá concursar de nuevo en 2020, pero los hacedores de CLIC prometen «seguir activando».

Estampita de San Pugliese
Estampita de San Pugliese 

San Pugliese

Para algunos, la leyenda de «san Pugliese» empezó gestarse en un recital de Charly García, a comienzos de la década de 1990. «Pugliese se ganó el mote de ‘antimufa’ después de un famoso recital de Charly –dice Magdalena Ayerra, coordinadora de Barrios Creativos–. El sonido no funcionaba y tardaban mucho en solucionarlo, hasta que pusieron un disco de Pugliese y el problema se arregló. De ahí creció el mito de que Pugliese trae buena suerte». Sin embargo, hay otras versiones.

Comunista desde su juventud, perseguido por el primer peronismo y luego por los gobiernos de facto que siguieron al golpe de Estado de 1955, director de una orquesta-cooperativa, Pugliese mereció a temprana edad el reconocimiento de colegas y el fervor del público por sus gestos solidarios y humildes. «Don Osvaldo parece uno más entre nosotros –declaró el bandoneonista Alfredo Prevignano-. Pero no nos engañemos: es su forma de ser lo que caracteriza el estilo». Astor Piazzolla lo consideraba un maestro. Pugliese, que había estudiado piano en Villa Crespo con Antonio D’Agostino, fue uno de los fundadores del Sindicato de Músicos (llamado en ese entones Sociedad de Músicos y Artistas Afines), en 1936. Ese mismo año, se afilió al Partido Comunista. Música y militancia política quedarían unidas para siempre en su vida.

Cuando las fuerzas de seguridad de uno u otro régimen lo detenían (y «se la tenían jurada», según los músicos que tocaron con él), su orquesta típica se presentaba con un clavel rojo sobre el piano. Al mismo tiempo, los enemigos de Pugliese intentaron hacer circular (sin éxito) la creencia de que el músico era «mufa». Recién en su tercer mandato presidencial, Juan Domingo Perón le pidió disculpas en persona cuando lo recibió, junto con otros artistas, en la residencia de Olivos. «Gracias, maestro, por saber perdonar», le dijo Perón. «Si perdoné o no perdoné, es cosa mía. Pero fue un gesto distinto», destacó Pugliese.

Milagro en Villa Crespo

«La estampita de san Pugliese fue difundida durante el III Festival de Tango de Buenos Aires», se lee en Sembrando al viento. El estilo de Osvaldo Pugliese y la construcción de la subjetividad desde el interior del tango (Ediciones del CCC), de María Mercedes Liska. La autora repasa los antecedentes históricos de los «milagros» de Pugliese que al parecer sucedían cuando, con la sola mención de su nombre, se solucionaban desperfectos técnicos en diversos espectáculos. Otros artistas, entre ellos León Gieco y Javier Calamaro, reconocieron que invocaban al músico nacido el 2 de diciembre de 1905 para conjurar cualquier inconveniente. «Siempre mencionamos a Pugliese», canta Gieco en «Los Salieris de Charly», canción fechada en 1992. Sebastián Bianchini, del grupo Árbol, compuso un irónico tema dedicado a Pugliese («Suerte») y, desde el nacimiento de la banda, la Orquesta Típica Fernández Fierro encontró amparo en el fraseo musical de «Don Osvaldo».

En 2000, cinco años después de la muerte de Pugliese, el músico Alberto Muñoz escribió una plegaria para rezarle al santo patrono tanguero. «Protégenos de todo aquel que no escucha. Ampáranos de la mufa de los que insisten con la patita de pollo nacional. Ayúdanos a entrar en la armonía e ilumínanos para que no sea la desgracia la única acción cooperativa. Llévanos con tu misterio hacia una pasión que no parta los huesos y no nos dejes en silencio mirando un bandoneón sobre una silla. En el nombre de Osvaldo Pugliese».

Liska arriesga una hipótesis sobre la santidad atribuida al músico de Villa Crespo. Para la etnomusicóloga e investigadora del Conicet, de ese modo se rescatan los valores de Pugliese sin hacer referencia a su militancia política de izquierda. «Pareciera que mezclar su actividad musical con lo político significaría ‘ensuciarlo’, pero jamás se pierde de vista esta relación ética-estética que ha sabido él mismo proyectar y plasmar en sus interlocutores». En la imagen de «san Pugliese» se sintetiza al artista y al hombre comprometido con la sociedad, sin que su nombre quede a merced de las connotaciones negativas de la política.

«Los globos llevan una leyenda que dice ‘El tango está con Pugliese’, porque ahora ya no está en cana, cantó por los días necesarios para el milagro y es una cinta de canto de libertad que se prendió a su pueblo para no dejarlo nunca, después de atravesar los barrotes de la jaula y de anular la trampa», escribió Hamlet Lima Quintana en Osvaldo Pugliese (Ediciones del CCC), suerte de biografía poética con testimonios de «El Chicharra de Villa Crespo». El libro incluye, además de fotografías con su amada Lidia y su hija Beba, las orquestas y artistas como Alberto Castillo y el Polaco Goyeneche, detallados apéndices que informan sobre los músicos que tocaron con Pugliese y su obra completa grabada, editada e inédita.

Fuente: Diario La Nación