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A 100 años del nacimiento del gran poeta salteño Jaime Dávalos


Salta se une en homenajes al recordado poeta que vivió con plenitud su libertad. Talento y pasión quedaron para siempre en los versos que enriquecieron nuestro folklore.

Marita Simón

“…Nombro la tierra que el trópico abraza/ puente de estrellas, cintura de luz,/ y al corazón maderero de Salta,/ subo en bagualas por la noche azul. Vengo de adentro del hombre dormido/ bajo la tierra gredosa y carnal,/ rama de sangre, florezco en el vino/ y el amor bárbaro del Carnaval”.
Así rezan las dos últimas estrofas de “El Nombrador”, la vidala del inolvidable Jaime Dávalos, el poeta que supo unir el golpeteo ancestral de una caja con la palabra perfecta para transmitir, casi con perfección, la comunión del hombre del norte con su propio paisaje.
Un día 29 de enero de hace cien años, en San Lorenzo, nacía este hombre, una de las grandes voces poéticas que dio Salta y cuyo nombre resonará por siempre en la cultura argentina. Tanto como su padre, Juan Carlos Dávalos, de quien decía “Del viejo heredé el amor por lo bello, el canto, la amistad y el vino. ¿Qué mejor herencia pudo dejarme el tata?”.

Tras concluir sus estudios se lanzó a recorrer el país y según contó en un programa de televisión, a fines de los 60, en un tiempo se le dio por ser minero.
Treinta y nueve años pasaron hasta que este salteño empezó a salir del velo del anonimato, aunque había empezado a publicar a los veintiséis. Y a partir de 1960 libros, y poesías, y cancioneros se sucedieron, y también los premios y los reconocimientos. Musicalmente se inició con la armónica, pero al igual que sus seis hermanos, se inclinaría por el canto con guitarra. Entre fines del 50 y principios del 60 tuvo sus propios espacios en televisión: “El Patio de Jaime Dávalos” y “Desde el Corazón de la Tierra”, este último ganador de un Martín Fierro.

Fuente: El Tribuno