Mitología del área guaranítica
El Pombero es uno de los duendes asustadores más difundidos en la región guaranítica. El dato más antiguo que existe sobre el Pombero es el del genio protector de los pájaros en la selva, que se presentaba a los niños cazadores como un hombre muy alto y delgado. Su creencia está arraigada en Misiones, Corrientes, Entre Ríos, norte santafesino, sur de Brasil y Paraguay.
Las versiones modernas, en general, lo dan como a un hombre bajo y retacón que puede perjudicar, pero que puede hacerse amigo de los campesinos que le ofrecen tabaco y algún alimento, y en ese caso les hace grandes servicios.
Su nombre guaraní es Cuarahú-Yara; la traducción de este nombre es Dueño del Sol, común en la Argentina, como sinónimo de Pombero.
Para lograr su amistad, simpatía o su buena voluntad, hay que hacerle regalos. La gente suele dejarle un poco de tabaco, miel u otras ofrendas, como una botella de caña, en un lugar accesible, rogándole no cometa más fechorías. Una vez ganada su simpatía, el Pombero cuida de la casa de aquel que le regaló, de sus animales, de sus cosas y hasta se dice que retribuye atenciones.
Si se habla mal de él o no se le otorgan regalos hacen regalos puede vengarse persiguiendo a los moradores de la casa.
El imaginario guaranítico asegura que el duende interviene en la búsqueda de los objetos perdidos, por eso los lugareños suelen formular la siguiente petición: ¡Pomberito, pomberito si me haces encontrar (nombre del objeto perdido), yo te ofrezco tabaquito!, la promesa debe ser cumplida para evitar que el pomberito se enoje.
A pesar de su aspecto poco amigable, el pombero puede llegar a ser amigo del hombre, dependiendo de su conducta, aunque su función principal es la de cuidar el monte y los animales salvajes. Le encantan además el tabaco y la miel.