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Se cumplen 44 años del asesinato de Monseñor Angelelli


El 4 de agosto de 1976, cuando el obispo Angelelli retornaba a La Rioja, fue asesinado cerca de Punta de Los Llanos. Luego de decadas de impunidad la causa finalizó con la sentencia condenatoria a algunos de los responsables en el año 2014.

Por Andrea Holgado

«Los nuestros caminaban por ahí con una bofetada invisible en la cara(…)los nuestros destacaban por una nerviosa melancolía específica en la cara, una mirada un poco empañada, una sombra de ausencia, cierta corcova interior apenas visible. Los nuestros caminan por la ciudad como por la selva, todos asustados, decía Selim, nosotros también eramos los nuestros» , «El ministerio del dolor»,Dubravka Ugresic

Hay personas que son producto de su tiempo si aceptan los desafíos de la historia y se comprometen con ese tiempo histórico, sus luchas y contradicciones. Moneñor Angelleli lo fue. Y como sucedió a lo largo de la historia trágica de la Argentina, para él como para tantos no fue gratis.

La simplificación con la que muchas veces se evoca o se plasma en la historia a personas que marcaron una época o fueron una referencia en su lugar de pertenencia, lejos de dar cuenta de la complejidad de los procesos políticos, históricos, sociales y culturales terminan transformándolos en una foto fuera de contexto. Vemos la foto y no la película con todos sus matices como es la vida. Siempre hay otra historia, y como siempre, es más rica y compleja.

La dictadura de 1976 fue un proyecto político económico y como tal se ensañó con todos los sectores y actores sociales que fueran un obstáculo. Eso es ver la película. La brutalidad se encarnó en la desaparición, tortura y asesinato de personas concretas con sus historias y sus vidas que tenían sueños cotidianos como cualquiera, como formar una familia. También aquellos empresarios que quiesieron pensar un país con producción nacional, artistas, algunos militares, referentes sociales y sindicales y miembros de la iglesia. acompañando a los feligreses en una parroquia de barrio, Uno de ellos fue un obispo: Monseñor Angelelli.

Dice Pilar Calveiro que la repetición puntual de un mismo relato, sin variación, a lo largo de los años, puede representar no el triunfo de la memoria sin su derrota porque la memoria es un acto de recreación del pasado desde la realidad del presente, recuperar la historicidad de lo que se recuerda, reconociendo el sentido que en su momento tuvo para los protagonistas, a la vez que revisitar el pasado como algo cargado de sentido para el presente.

Angelelli fue un miembro de la iglesia Catolica, un obispo, un hombre comprometido con su tiempo, eso es ver la película, su pertenencia a una estructura religiosa que tuvo sus claroscuros como todas la instituciones de la época. Y como la historia no es algo lineal sino avances, retrocesos y contradicciones, hoy Angelelli, negado en su momento por esa estructura eclesial, fue beatificado y está en proceso de santificación por esa misma iglesia que alguna vez lo abandonó

Ya desde su Córdoba natal cuando volvió de Roma manifestó su temprana opción por los pobres según narra el filósofo y teólogo Luis Miguel Baronetto y agrega que fue desde sus inicios un sacerdote alegre comunicativo, servicial y comprensivo, que le generó un amplio consenso tanto en el clero como entre los trabajadores, estudiantes y sectores barriales, adonde acostumbraba según cuenta Baronetto trasladarse en su moto Puma –2da.serie, a la que había bautizado “Providencia”, porque “sólo arrancaba con la ayuda de Dios”

Identificado con la renovación de la iglesia promovida por el Papa Juan XXIII, participó en los debates del Concilio Ecuménico Vaticano II en Roma, donde en 1965 junto a otros cuarenta y dos obispos firmó el “Pacto de las Catacumbas”, por una Iglesia servidora y pobre.

En agosto de 1968 asumió como titular de la diócesis de La Rioja. Prontamente fue visto como un peligro por los poderes y los terratenientes cuando comenzó a movilizar a los sectores sumidos en la postergación. Promovió la formación de cooperativas de campesinos y alentó la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas
La persecución se incrementó luego de instaurada la dictadura militar en marzo de 1976. El 18 de julio del 76 fueron asesinados Fray Carlos Murias y el Padre Gabriel Longueville en Chamical; y el 25 el dirigente cooperativista laico Wenceslao Pedernera

El 4 de agosto de 1976, cuando el obispo Angelelli retornaba a La Rioja, fue asesinado cerca de Punta de Los Llanos. Luego de décadas de impunidad la causa finalizó con la sentencia condenatoria a algunos de los responsables en el año 2014.

No se puede ver la historia ni sus hacedores e instituciones como una fotografía. Por eso finalmente, el 27 de abril de 2019 el Papa Francisco firmó la beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longeville y el laico Wenceslao Pedernera. La beatificación es el paso previo al reconocimiento de un fiel católico como santo. Santos populares del martirio latinoamericano.

Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202008/498009-los-santos-populares-sangre-y-martirio-de-nuestra-america.html