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Norma Viola, su danza inmortal


Nació un 18 de diciembre en la ciudad cordobesa de Laboulaye desde donde se trasladó a Buenos Aires para cursar estudios de danza clásica y danza contemporánea, lo que posteriormente la llevó a Nueva York, Brasil y otros países latinoamericanos.
Su nombre quedó ligado al de otra leyenda del folklore argentino, Santiago Ayala, “El Chúcaro”, con quien compartió 40 años de trabajo a partir del momento en que se integró a su compañía como primera bailarina y asistente de coreografía, en 1954.
Hacia fines de la década del ’60, Norma Viola le fue aportando ideas propias a las coreografías de El Chúcaro, cuya relación profesional duró cuarenta años. Es que ella le sumaba efectos artísticos y sutilezas técnicas a las creaciones más bien intuitivas de él. En declaraciones a la prensa, con esa picardía natural que le iluminaba los ojos, apuntó: «Él veía que yo era bastante imaginativa y también bastante metida; sobre todo metida. Parecía un tábano. Tanto le decía: ‘Maestro, tal cosa; maestro, tal otra’, que él terminaba diciéndome: ‘Está bien, Norma, ¿qué quiere poner?’.
En 1973 la Viola obtuvo el máximo galardón del Festival de Cosquín, el principal encuentro folklórico argentino y desde julio de 1990 hasta la muerte de El Chúcaro en 1994, compartió con él la conducción del recién creado BNF.
La Viola siempre negó cualquier relación amorosa con su compañero de baile, aunque nunca dejó de admirarlo y de reconocer la inmensa influencia artística e intelectual que tuvo en su vida.
“Siempre se pensó que con El Chúcaro teníamos una relación más allá de la danza, pero eso nunca existió. Fuimos grandes amigos, compañeros de labor y estábamos unidos por la magia del baile”, señaló en distintas oportunidades Viola.
Norma con balletin dance – (declaraciones de 2002)
“Lamentablemente en la Argentina se imponen siempre otras prioridades a las de la cultura. En estos doce años al frente del Ballet Folklórico he sentido que ha sido para los gobiernos casi una carga. Yo llevo 48 años en la danza folklórica argentina y puedo decir que la gente argentina tiene ese sentido de patria. Parece una palabra ridícula, decir patria, pero el sentido de la tierra, existe. La cultura popular, incluso ahora, existe”.
La danza
“El canto tiene la suerte de contar con las empresas discográficas internacionales que le dan un impulso, pero la danza no. Siempre lo hemos hecho a pulmón. Nuestros espectáculos respetan las costumbres de cada zona, de nuestra historia. Y cada zona tiene una manera de bailar distinta, con distintas danzas, distintos paisajes, leyendas, costumbres y posturas. En nuestro ballet eso lo aprendimos de Santiago Ayala, que cada vez que hacía una obra nos llevaba a todos a aquella zona, nos establecíamos en el lugar y nos llevaba a ver a la gente, cómo se movía, aunque él hablaba del pasado siempre encontrábamos gente que tenía una similitud con lo que decía la literatura del pasado. Entonces nos enseñaba cómo se movía un hombre de una geografía, de un suelo, porque cada suelo tiene una manera de bailar, de moverse, y eso lo tenemos en nuestras coreografías. Por lo tanto cuando hacemos un espectáculo podemos explicar historia, geografía, costumbres, psicología de los habitantes, entonces es más bien cultural. Por eso se llama Ballet Folklórico Nacional.
A partir de 1990, cuando se crea el Ballet Folklórico Nacional por decreto, no se hace más que darle jerarquía oficial a los sucesivos y numerosos conjuntos independientes creados por Santiago Ayala, quien fue designado director. A su muerte, cuatro años más tarde, Viola asumió el cargo con la colaboración de su hermana Nidia.
Gracias a su esfuerzo el elenco efectuó cantidad de giras por el mundo, las últimas por Japón, Centroamérica y México.
Las obras de Norma Viola y las de “El Chúcaro”, así como sus escenografías y sus vestuarios, integran desde siempre el patrimonio del BFN.
Fuente. Ballet Folklórico Nacional